La Galería y librería La Llama, especializada en humor,  albergará la exposición “¡Maestros profanados!” la primera exposición en solitario de Julio César Pérez, conocido en twitter e Instagram (donde aglutina miles de seguidores) como Amarillo Indio.

Bajo ese nombre se ha convertido en uno de los artistas más estimulantes, divertidos y  originales del panorama actual. Su obra se mueve entre el humor gráfico, la poesía visual y el esbozo artístico y se compone de dibujos rápidos, que él llama “de desayuno”, protagonizados por muñequillos ridículos acompañados frases lúcidas y certerísimas sobre cualquier tema. Se autoimpone publicarlos diariamente, sin selección previa, muchas veces empezándolos a dibujar sin saber cómo va a terminarlos y añadiendo tachones cuando es necesario corregir algo. El resultado es sugerente, honesto y rompedor, desacralizando el acto mismo del dibujo en un entorno que parece cada vez más artificial.

Ahora, con ¡Maestros profanados!, Julio César Pérez da un paso más allá, regresa a la pintura, y muestra una treintena de dibujos y pinturas (acuarela, bolígrafo, tinta, óleo) que ha realizado sobre reproducciones de obras clásicas arrancadas de libros de historia del arte. El resultado es un ejercicio de amor e irreverencia, en el que mediante algunos inteligentes dibujos añadidos o frases, se genera una nueva obra. A veces los añadidos son gamberros garabatos y borrones… en otras ocasiones, el cambio es sutil y se añade una frase.

Trayectoria de Julio César Pérez redactada (muy probablemente) por él mismo:

Julio César Pérez nace en Barcelona en septiembre de 1974. Vive su infancia en la, ya inexistente, calle Sant Sadurní, en el 1º 1ª del número 14, casi enfrente del Garaje Argentina, antes cine Argentina (a la entrada del cual, casi siempre, se puede ver sentado a un señor gordo en camiseta imperio). Ahora Raval, antes Barrio Chino. Después de pasar por todas las casillas, se licencia en Bellas Artes y trabaja en todo tipo de empresas absurdas. También limpia trenes en horario nocturno durante toda una semana. Siguiendo, a su manera, la vieja tradición de un monasterio, dice sí a todo y se muda a Mallorca, donde se dedica a pintar de forma mediocre durante unos años. Se gana el respeto de su familia y los caseros al ejercer de profesor de secundaria. Lo deja y vuelve a la pintura. Los resultados son pésimos. Aprende a conducir. Tiene hijos. Trabaja de contable. Dibuja. Publica el libro Amarillo Indio 1 (Belleza Infinita, 2015) y Amarillo Indio 2 (Belleza Infinita, 2017). En 2016 la editorial :Rata_ lo secuestra y recluye en una madriguera donde es obligado a dibujar ratas sin parar. Sus hijos le mandan recuerdos. Su mujer lo añora, pero sigue adelante. 

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