Una Road-Movie triste, delirante y rocambolesca que destila un humor melancólico y resignado.
El Fitzcarraldo redneck.
La familia de Addie Bundren se prepara para cumplir su última voluntad: enterrarla en la tierra de sus antepasados. El viaje de los Bundren –blancos, pobres, pero sobre todo muy humanos– se convertirá en una odisea coral donde el trayecto se entrecruza con sus respectivos itinerarios vitales: los de unos personajes guiados por un enconado sentimiento de deber al honor que, no obstante, irá desenmascarando también actitudes y sentimientos menos amables.
En el camino de dificultades físicas y morales, por donde parece escucharse el rasgar monótono de la sierra de Cash mientras construye el ataúd de su madre, y sentirse el pálpito de la vida en su hermana adolescente Dewey Dell; por donde se avista la presencia amenazante de unos buitres al acecho, o el brillo descarado y vil de una flamante dentadura postiza, el lector observa y a la vez se siente compañero de esa intemperie que ahoga a todos. Imposible olvidar las atmósferas y personajes de este clásico con el que Faulkner se instala para siempre en nuestra memoria.
William Faulkner (1897-1962), Premio Nobel de 1949, uno de los maestros indiscutibles de la literatura norteamericana, residió toda su vida en Oxford, Mississippi, su tierra natal, que le sirvió de modelo del condado de Yoknapatawpha. En el escenario mítico de esta región transcurren la mayor parte de sus obras, entre las que figuran El ruido y la furia, Las palmeras salvajes, ¡Absalón, Absalón!, Santuario y Sartoris. En esta colección se han publicado El oso, una magistral novela corta, y Relatos.
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