Vamos a hacer las cosas bien es el primer libro de Rosa Ponce, veintiocho relatos en los que los sentimientos más intensos no siempre aparecen en el contexto adecuado y puede pasar que la nostalgia te invada mirando un anuncio de Idealista, la soledad buceando en una piscina municipal o que la frustración tome la forma de un agosto en Sevilla.
Aquí se habla de eso y de preadolescentes que han empezado a usar gomina demasiado pronto, de chándales falsos del Betis compitiendo contra chándales Nike verdaderos, de monos que te faltan al respeto, de mudarse a un pueblo en el que no hay nada pero sí hay Carrefour.
Porque Dios aprieta pero no ahoga y porque, quieras o no, esos conejos enanos “de los que no crecen”, algo siempre crecen. Estas historias son como puertecitas secretas por las que asomarse a vidas ajenas en ese preciso instante en el que te alegras de que esa vida no sea la tuya porque, si lo fuera, a lo mejor no te haría tanta gracia.
Prólogo de Elisa Victoria.
Siempre he pensado que Rosa Ponce tiene una cualidad peculiar para concebir el lenguaje, para desarrollarlo de una manera tan propia como reconocible por cualquiera. Su forma de expresarse, concreta y adictiva, apela a un estudio de la oralidad potente y personal capaz de transmitir la esencia del ser humano en su máximo esplendor. - Elisa Victoria
Si tuviera que hacer una lista de lo que aún nos hace tener esperanza en el ser humano, incluiría, sin pensarlo, el genio de Rosa para verle la gracia a las cosas. - Ignatius Farray