¿Te has preguntado alguna vez si es posible vivir sin trabajar?
Los Ilusos. El testamento literario de Rafael Azcona, que revisó nueve días antes de morir y en el que reflejó su estado de ánimo
Los ilusos narra una parte de la historia de Paco Durán, un joven navarro aficionado a escribir que -reproduciendo el itinerario del propio Azcona- se traslada a Madrid con la pretensión de abrirse paso en el complejo mundillo literario. Pero, aunque el eje vertebrador de la narración es este personaje, estamos en realidad ante una novela coral, porque lo que le interesa al autor es ofrecer un panorama del ambiente que él conoció muy bien: los cafés literarios, las tertulias, las pensiones baratas, la muchedumbre de presuntos poetas y escritores llegados de la periferia en busca de la gloria y forzados a sobrevivir con dificultad, gracias a empleos precarios, al peligroso auxilio de las casas de empeños y a maniobras de todo tipo para eludir la vuelta al hogar familiar con un fracaso a cuestas.
La caricatura y la parodia -nunca de trazo grueso- brillan en pasajes como el de la enumeración irónica de la fauna que puebla el café Coloma (p. 60) o en el jocoso relato del recital colectivo en Granada (pp. 111-112), así como en multitud de observaciones desperdigadas en el texto: durante el viaje en tren, “los ronquidos habían convertido el departamento de segunda clase en una serrería” (p. 110). Otras novelas de esos años han resistido mal el paso del tiempo. No es el caso de Los ilusos, y de ahí la oportunidad de su reedición.
Artículo en El País sobre su reedición.
Rafael Azcona
Tuvimos la inmensa fortuna de que Rafael Azcona naciera, en 1926, en un pueblo llamado Logroño, y desde entonces no ha dejado de darnos alegrías (si pasamos por alto su fallecimiento en Madrid en 2008). Está reconocido como uno de los más brillantes guionistas europeos contemporáneos. En su prolífica trayectoria profesional hizo alrededor de ochenta guiones, entre ellos los de películas como El pisito, El cochecito, El verdugo, La prima Angélica, El anacoreta, Belle Époque... Y aun así, cada vez es más difícil pasar por alto su aportación literaria, a la vista de novelas como Los muertos no se tocan, nene, Los europeos o Los ilusos, entre otras.
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