En la deliciosa y muy ‘pynchoniana’ ‘Skippy muere’, Paul Murray apuesta, como David Foster Wallace, por el perdedor que no sabe que ha perdido, una figura narcótica propia de un siglo XXI en el que ni siquiera el antihéroe quiere serlo _Laura Fernández
Daniel “Skippy” Juster, alumno de catorce años de un exclusivo internado católico irlandés, fallece inexplicablemente antes siquiera de dar comienzo la novela propiamente dicha. Con estos sencillos y, en apariencia, anticlimáticos mimbres, Paul Murray consigue armar una narración perfecta sobre la pérdida de la inocencia y las múltiples brechas que fragmentan la sociedad actual.
Ambientada en 2003, radiografía la clase media-alta europea caracterizada por su superficialidad, su materialismo y su egoísmo extremos, cuyo único fin es la riqueza, y cuyos actos suponen una traición a sus descendientes inmediatos. Narrada con un gran sentido del humor, Skippy muere posee la casi inencontrable virtud de absorber sin ceder a la mediocridad lingüística y narrativa propias de los superventas.
Paul Murray (Dublín, 1975) es licenciado en Literatura Inglesa. Su obra, An Evening of Long Goodbyes, Skippy muere y The Mark and the Void, ha sido ampliamente traducida y premiada. La revista estadounidense Time calificó Skippy muere como tercera mejor novela del año 2010. |