Una obra maestra de la Edad de Oro de la novela negra inglesa. Un tesoro recuperado y propicio para pasar un inicio de verano escalofriante.
Vuelve el atractivo y elegante aventurero Albert Campion, en una trama criminal en la que se mezclan envenenamientos, cartas anónimas, médiums, certificados de defunción falsificados, merodeos nocturnos y ataúdes que se desvanecen. En la señorial casa de la excéntrica familia Palinode, nostálgica de un pasado en que la fortuna les sonreía, cuyos miembros, todos hermanos y hermanas, se comportan como si el tiempo no pasara, con una dignidad exagerada de clase, comiendo y bebiendo lo que encuentran por los parques solo para ahorrar, se producen una serie de muertes de lo más sospechosas. Campion acepta a regañadientes el caso para hacerle un favor a su fiel lugarteniente, el antiguo delicuente Lugg, y trata de desentrañar un misterio que pone a prueba todas sus capacidades.
Margery Allingham nació en Londres, en 1904. Hija de escritores, publicó su primera novela con diecinueve años, aunque su primer éxito llegaría en 1929 con la publicación de «The Crime at Black Dudley», donde presentó al aventurero y detective Albert Campion, un misterioso aristócrata aficionado a resolver crímenes de altos vuelos que sostiene que su nombre figura en la línea de sucesión al trono inglés. Allingham lo hizo protagonista de otras 17 novelas y de más de 20 relatos, que la llevaron a ser considerada una de las grandes damas de la edad dorada de la novela de crímenes inglesa. |