Vuelve el punk rock. Al menos por un día.
Hubo un tiempo en que en Huerta ocurrían cosas. Ahora Hopey tiene un hijo de cinco años y Maggie vive con Ray, que a su vera combate el mundo todos los días. La juventud sigue siendo invulnerable pero ya no es en ellos diamante sino carbón. Combustible. Y en el fondo late la sensación última de que, por más que cambien las cosas, todo sigue más o menos igual. Más o menos bien.
Maggie y Hopey han dejado en casa a sus respectivas parejas para acercarse el fin de semana a Huerta, el viejo vecindario donde crecieron. Allí va a tener lugar una reunión de las bandas que rompían la pana en la escena musical subterránea de hace treinta años: La Llorona, Ape Sex, 40 Thieves, All Them Bums…
Sobre toscos riffs de guitarra van a ir desgranándose los recuerdos de los primeros 80, cuando apenas amanecía la relación entre las chicas. Sus primeras broncas, las juergas, algunos celos, ¡los amigos! (Daffy, Doyle, Izzy, la memoria de Speedy…), los conflictos sentimentales yendo y viniendo, la incertidumbre soberana y la fuerza inconmensurable que otorga el sentirse amado.
Jaime Hernandez nació en 1959 en Oxnard, California, donde creció en compañía de su hermana y sus cuatro hermanos, en el seno de una familia de inmigrantes mexicanos. El interés por los cómics le fue transmitido por la afi ción lectora de su madre, que le descubrió la obra de autores hoy clásicos como Jack Kirby o Steve Ditko y las tiras de prensa Archie y Peanuts. La revista Mad le abrió los ojos a lo satírico, pero la verdadera revolución interna le llegó cuando uno de sus hermanos trajo a casa un ejemplar de Zap Comix, la mítica revista de Robert Crumb. A esa atracción por el cómic underground se sumaría la eclosión en Los Ángeles, a fi nales de los años setenta, de una escena punk rock que iba a impregnar los guiones y los dibujos de Jaime de ideales anárquicos y referencias populares, todo ello incorporado a un microcosmos de personajes realistas y defi nidos más allá de cualquier cliché. En 1981, junto a sus hermanos Beto y Mario, fundó la revista Love & Rockets, un soporte amateur en el que publicar sus historietas que al año siguiente pasaría a formar parte del soberbio catálogo de la editorial Fantagraphics. Desde entonces, Jaime ha ido desarrollando el universo de Locas y cosechando multitud de premios en todo el mundo. |