Un libro inclasificable y hermoso
Escrito en un raro estado de gracia, Eduard Limónov afrontó el que para muchos es su mejor libro mientras se hallaba encarcelado en una prisión militar, acusado de terrorismo y tráfico de armas.
Buceando una vez más en su apasionante y copiosa biografía, desatendió por una vez cualquier continuidad cronológica y geográfica para utilizar el agua ?mares, ríos, lagos, estanques, piscinas, fuentes como elemento conductor del relato. Poético y crudo a un tiempo, Limónov describe con estas palabras el contenido de El libro de las aguas: «He tratado de pescar en el océano del tiempo las cosas verdaderamente esenciales para mí y, releídas las cuarenta primeras páginas del manuscrito, no he podido hallar más que mujeres y guerra: he ahí el modesto resumen de mi vida».
Limónov es uno de los personajes más extravagantes, novelescos y escandalosos que han dado las letras rusas de las últimas décadas. Su vida ha fluido por los meandros más inverosímiles: de adolescente pendenciero a poeta underground de la disidencia soviética en Moscú; de vagabundo en Nueva York a mayordomo de un millonario en la misma ciudad; de escritor de éxito en París a soldado en la guerra de los Balcanes del lado de los serbios. Limónov daría un giro todavía más sorprendente en su andadura vital al volver a la Rusia postcomunista para fundar el Partido Nacional Bolchevique, que sería de
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