Una de las mejores sagas de género negro de la historia del cómic
A los siete años Virginia Applejack todavía se meaba en la cama. Beth Kozlonowski se empezó a valer por sí misma a los quince. Bobby, que solo tiene once, acaba de birlar una Smith & Wesson M29, calibre 44 Magnum, con cañón de veinticinco centímetros. Virginia consta como desaparecida desde 1983, pero desde entonces ha llovido mucho (o lo suficiente, casi tres años) para que la chavala se las haya visto de todos los colores. Su padre murió de cáncer y su madre y su hermana viven en las afueras de Baltimore. Ella, instalada con Beth en Los Ángeles, cuida de Bobby y está a punto de dejarse enredar por un aspirante a dramaturgo que conduce un Plymouth Fury y vive donde termina la carretera. Alternando puntos de vista y dándonos a conocer todas las facetas de su crónica de sucesos, David Lapham propone una de las entregas más tenebrosas de Balas perdidas, que no es decir poco.
David Lapham nació y creció en Nueva Jersey. A los diecisiete años comenzó a trabajar como diagramador para el Ocean County Observer. A los veinte, comenzó su carrera como artista de cómic, creando e ilustrando diversos títulos, como Shadowman, Harbinger y Rai. En 1995 cofunda El Capitán Books, su propia editorial independiente. Allí publica Balas perdidas, una serie que le ha valido multitud de galardones, entre ellos el Premio Eisner que le concedieron en 1996 como Mejor Guionista / Artista. Además ha sido nominado cinco veces más al Eisner en dicha categoría. Al margen de Balas Perdidas, uno de sus trabajos más destacados es Mátame, una novela gráfica de serie negra publicada en España por Ediciones La Cúpula. También ha colaborado en la serie de Batman Detective Comics y ha realizado su propia interpretación de The Matrix en el tebeo There Are No Flowers in the Real World. A día de hoy reside en Los Ángeles.
|