Sobre contar chistes, hacer cosquillas y reírse a carcajadas
¿Qué hacía reír a los romanos? ¿Cómo entendían la risa? ¿Era la Antigua Roma una sociedad donde se prodigaban las bromas y los chistes? ¿O era una cultura cuidadosamente regulada en la que los excesos incontenibles de la risa suponían una fuerza a la que temer con su mundo de complicidades, ingenio mordaz e ironía? ¿Qué papel jugaba la risa en el mundo de los tribunales de justicia, el palacio imperial o los espectáculos circenses?
La conocida historiadora Mary Beard, Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales en 2016, analiza uno de los temas históricos más complejos: de qué y cómo se reían los antiguos romanos. Ha basado su investigación sobre una amplia variedad de escritos de la época, que van de ensayos sobre retórica a la primera antología de chistes, Philogelos, algunos de los cuales ilustran su análisis a lo largo del libro. Aunque cada sociedad y tiempo tienen su propio sentido del humor, el libro de Mary Beard nos lleva a la conclusión de que el de los romanos no nos es ajeno. Se aprecia una cierta continuidad entre su sentido del humor y el nuestro, ya que los antiguos romanos tenían un concepto del chiste tal y como se entiende hoy en día en Europa. Es decir, que además del Derecho Romano, las lenguas latinas y todo lo que hemos heredado de la Antigua Roma, tenemos un elemento más que nos ha venido de los romanos, la idea de "chiste" moderno y, con éste, un peculiar y compartido sentido del humor.