Reflexiones autobiográficas, caprichos surrealistas, experimentos dramáticos, píldoras de humor absurdo, incursiones extraterrestres, desacatos a toda lógica narrativa o drásticos tratados acerca de la metodología psiquiátrica a raíz de la esquizofrenia de su madre.
Reflexiones autobiográficas, caprichos surrealistas, experimentos dramáticos, píldoras de humor absurdo, incursiones extraterrestres, desacatos a toda lógica narrativa o drásticos tratados acerca de la metodología psiquiátrica a raíz de la esquizofrenia de su madre. De tono y temática surtida, estas historietas cortas que Chester Brown dibujó entre 1980 y 1995 (seleccionadas por él mismo para esta antología) están emparentadas con el espíritu del cómic underground pero terminan por cuajar en una voz tan original y con tantos niveles de significado que rechazan de pleno cualquier clasificación.
El hombrecito, además de una estimulante lectura a sorbos, es el testimonio directo de la construcción de un estilo, el de Chester Brown, que hoy se encuentra entre los más carismáticos del cómic contemporáneo.
Chester Brown nació en 1960 en Montreal (Canadá). En 1983 autoeditó sus creaciones en minicómics fotocopiados a los que llamó Yummy Fur, publicados posteriormente por Vortex Comics. En las páginas de Yummy Fur, Brown serializó varias de las que luego serían sus novelas gráficas: Ed, el payaso feliz (1989), merecedora de diversos premios internacionales, y dos estupendos frescos de recuerdo autobiográfico: El Playboy (1992) y I Never Liked You (1994). En 1998 recopiló un libro con sus historias cortas El hombrecito, y posteriormente vieron la luz Louis Riel, la biografía de un líder rebelde canadiense del siglo XIX, Pagando por ello, una narración franca y sincera acerca de sus experiencias con la prostitución, y María lloró sobre los pies de Jesús, publicados por Ediciones La Cúpula, y que le confirmarían como una de las voces más capacitadas e influyentes de la historieta. |