Una nueva versión de un libro esencial de la filosofía, de la cultura, y del saber estar
«Esta nueva versión de Consuelo de la filosofía supera todas las otras gracias a la gran categoría de Gil Bera como escritor y traductor: teniendo en cuenta la complejidad de la lengua latina, sólo un buen traductor podía ser capaz de organizar una frase castellana que aguantase bien y mantuviera todo el sentido que contiene. El libro genera un estado espiritual que es estoico por la voluntat de resistencia».
A lo largo del milenio que separa el final de la Antigüedad del Renacimiento, la autoridad de Boecio fue tal que sólo podía compararse con la de Aristóteles y Agustín de Hipona. Esta celebridad se debió, sobre todo, a su última obra, el Consuelo de la filosofía, escrita mientras aguardaba su ejecución en la cárcel de Pavía, que lo elevó a la categoría de sabio ejemplar. El texto no sólo muestra lo que la filosofía puede ofrecer al individuo en términos morales, sino que es además un extraordinario compendio de las doctrinas de los filósofos clásicos—Platón, Aristóteles, Séneca, Virgilio, Horacio, Cicerón, Ovidio, Plutarco y Juvenal—para quienes la sabiduría consistía en llevar una vida bondadosa, digna y respetable. Una obra cuyo influjo perduró, más allá de la filosofía, en las obras de grandes literatos como Chaucer, Boccaccio y Dante.
Boecio es un filósofo romano que funciona como una suerte de bisagra entre el helenismo tardío (el estoicismo, vaya) y la filosofía medieval paleocristiana.
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