Albert Pijuan, Premio Nacional de la Crítica en catalán por Tsunami (La gran ola) desgrana una idea factible y un plan mercantil viable para restablecer la armonía en el planeta. Resumiendo mucho: ¿por qué no comercializamos y comemos carne humana como hacemos con la de otros animales? Este librito explora —e ilustra a todo color— la sostenibilidad y la ética de un proyecto que, formalmente, encaja a la perfección en la lógica del capitalismo tardío.
Valiéndose de las convenciones del ensayo, el panfleto e incluso el libelo, he aquí una ficción que arremete contra la buena conciencia (o la mala, o la falsa), y enseña cómo las palabras —y las estadísticas— justifican cualquier desvarío. Dos ficciones, de hecho, porque son dos los opúsculos recogidos en este volumen desvergonzado, cuyo genio está en la levedad y el contenido de verdad del chiste, la cuerda floja sobre la que hace equilibrismos el gesto más inteligente, civilizado y cortés que pueda haber en medio de este desastre: el humor.