"¿Y qué pasaría entonces, cuando ya todas las antigüedades del mundo estuvieran a la vista? Prefería no pensarlo. Un mundo sin misterio era un mundo que no valía la pena transitar. Por suerte él no viviría para verlo."
La trama cuenta la historia del mejor arqueólogo moldavo quien, tras jubilarse, se dedica a caminar por las calles de arquitectura soviética de su barrio y reflexionar sobre su trabajo, la fama y el reconocimiento, el dinero, los amores pasados y las superposiciones entre el pasado y el presente, entre lo superficial y lo oculto, entre la realidad y el sueño… La senectud, la aceleración de la vida, el fin de una época, la pérdida del misterio en el mundo son los problemas que se dan cita en esta obra, que son tratados con nostalgia y preocupación, pero también con el fino sentido del humor al que nos tiene acostumbrados Aira.