«Unos cuentos de Canterbury oscuramente poéticos y fascinantes sobre asesinatos, desenfrenos, sirenas y fantasmas.»
A Niño Pez lo abandonaron a su suerte en un pantano, cerca del mar, y desde entonces vive en una caja de cartón. Trabaja en la lonja, al servicio de las burdas mujeronas del puerto, entre carcasas de crustáceos desbullados y restos de pescado podrido.
Su vida da un vuelco el día en que, creyendo haber cometido un crimen, se ve forzado a embarcar de polizón en un barco de arrastre tripulado por un delirante hatajo de freaks y renegados: John, un gigantón que lleva tatuadas las cartas náuticas que le ayudarán a reencontrarse con su escurridiza amante; el señor Watt, el sabio y repulsivo timonel, viscoso y supurante, nacido con todo lo de dentro fuera; Lonny, aficionado a las hachas y a descalabrar cocineros; Ira Dench, un tipo de lo más agorero que ve venir cada dos por tres la ola gigante que pondrá fin a sus desvelos; el Jefe de Máquinas Harold el Negro, una suerte de enigmático Vulcano, con sus fieles esbirros de las calderas; una pareja de fugitivos engrilletados que se pasan todo el día conspirando y pisándose al hablar; el impertérrito cadáver descompuesto del sheriff que los apresó; un idiota de tomo y lomo, un cocinero inepto (y, para mayor escarnio, poeta) y un llorica que, por lo que sea, solo sabe decir «mierda».