John Fante aparece aquí, una vez más, como un heredero aventajado de los dos satíricos más demoledores de la generación de sus abuelos, O. Henry y Mark Twain, a los que supera en mordacidad y sarcasmo y sobre todo en economía de medios. Fante es un maestro indiscutible de la novela corta y el cuento, y es capaz de pintar un ambiente desgarrador, violento o bochornosamente ridículo con dos o tres pinceladas.
John Fante (1909-1983), hijo de emigrantes italianos de procedencia muy humilde, trabajó como guionista en Hollywood y dedicó su vida a la literatura, aunque sólo alcanzó el pleno reconocimiento de crítica y público después de su muerte. Su nombre ha evocado comparaciones con escritores como Knut Hamsun, Dostoievski, Nathanael West, Raymond Carver y, en especial, Charles Bukowski, cuyo entusiasmo por sus libros fue decisivo para su redescubrimiento. Al igual que éste, su obra alcanzó la gloria en Europa antes que en su propio país, en el que fue reconocido póstumamente y premiado en 1987 con el Lifetime Achievement Award por el PEN.