"El rito de paso entre escribir para ti mismo y publicar es parecido a saltar un abismo. Suele abrumar la responsabilidad". Una bellísima crónica de David Trueba a los veinticinco años de su primera novela.
David Trueba evoca episodios de su infancia y adolescencia, a modo de retrato de la forja de un escritor, a los veinticinco años de la publicación de su debut Abierto toda la noche. Así, el lector tiene en sus manos la hermosa crónica de una educación emocional y profesional. La familia numerosa, el piso superpoblado, los días sin colegio, las primeras lecturas y películas, los primeros mitos, la catequesis fallida, la irrupción de la carne. Trueba captura una forma de aprender a estar en el mundo al mismo tiempo que muestra el tránsito entre jugar a escribir y vivir de escribir.
David Trueba (Madrid, 1969) estudió periodismo, profesión que nunca ha abandonado. Sus artículos de prensa están recogidos en distintas antologías, la última de ellas Érase una vez (Debate, 2013). Ha dirigido en televisión espacios tan singulares como El peor programa de la semana o la serie ¿Qué fue de Jorge Sanz? Su carrera cinematográfica, aparte de guiones para otros directores como Los peores años de nuestra vida o La niña de tus ojos, transcurre entre su exitoso debut con La buena vida en 1996 y Vivir es fácil con los ojos cerrados, que en 2014 se alzó con seis Premios Goya, entre ellos el de Mejor Película. Su trayectoria como novelista ha estado siempre ligada a la editorial Anagrama desde la publicación de su primer libro, Abierto toda la noche, en 1995. En 1999 apareció Cuatro amigos, que mantiene un idilio ininterrumpido con los lectores, y en 2008 su novela Saber perder conquistó, entre otros, el Premio de la Crítica y el de mejor libro del año según El Cultural de El Mundo. Fue finalista del Premio Médicis en Francia y sus novelas están publicadas en una docena de lenguas. |