Un libro que es un puñetazo al estómago. Y eso está bien, a veces.
Cuando Andrew Offutt murió, su hijo Chris heredó un escritorio, un rifle y ochocientos kilos de porno. Andrew fue considerado el rey de la pornografía escrita del siglo xx, con una carrera literaria que comenzó como un medio para pagar la ortodoncia de su hijo y que pronto cobró vida hasta alcanzar su punto álgido durante la década de los setenta, cuando la popularidad comercial de la novela erótica llegó a su apogeo. Con su esposa ejerciendo como mecanógrafa, Andrew escribió desde su casa en las colinas de Kentucky, encerrado en una oficina en la que nadie osaba entrar, más de cuatrocientas novelas. Pero, cuanto más escribía, más crecía su ambición y más difícil era para sus hijos formar parte de su mundo. En el verano de 2013, Chris regresó a su ciudad natal para ayudar a su madre, ya viuda, a salir de la casa de su infancia. Cuando comenzó a leer los manuscritos y las cartas de su padre, por fin tuvo la oportunidad de conocer a aquel hombre difícil, voluble y, a veces, cruel al que había amado y temido a partes iguales, y se dio cuenta de que en ausencia de su padre podría dar sentido a su vida y a su legado.
Christopher John "Chris" Offutt (nacido el 24 de agosto de 1958) es un escritor estadounidense. Es conocido por sus cuentos y novelas, pero también ha publicado tres memorias y múltiples artículos de no-ficción. En 2005, una de sus historias fue incluida en una colección de cómics editada por Michael Chabon y otra en la antología Noir. Ha escrito episodios para las series de televisión Treme, True Blood y Weeds. |