Etgar tiene todo por hacer y sin embargo no quiere hacer nada. Etgar tiene problemas de adolescente y miedos de adulto. Etgar solo quiere ver documentales marinos y comedias sin muerte, pero clica en los vídeos virales más sádicos. Etgar es aún un crío, pero ya escribe cartas imaginarias a sus hijos que no nacerán. Etgar querría beber siempre té con Nesquik, pero vacía una botella de alcohol tras otra. Los amigos de Etgar también lloran, como él, pero siempre despiden sus mensajes con una risa. Pasea por las calles grises de su pueblo, pero es en internet donde Etgar descubre el desamor más cruel (el engaño de su primera novia en Facebook) y también el amor más cálido y extraño (el consuelo de una mujer madura tan indefensa como él, en un chat sexual). Un juego de identidades que deberá resolver en la vida real.
Tecleada a tumba abierta y con el corazón en un puño, para partirse de dolor y también de risa, Lolito es una maravilla escrita por el mejor, y más lírico, cronista de su generación. Un Holden Caulfield con conexión a internet, el reverso cruel de Wes Anderson y la mejor actualización de las novelas de los angry young men. Elogiado por Nick Cave y aclamado por la crítica británica, nadie escribe como Ben Brooks, porque Ben Brooks, como Etgar, es único. Aunque comparte miedos con todos sus lectores.
Ben Brooks vive en Londres. Con apenas diecisiete años escribió Crezco, la obra que lo convirtió en autor estrella de la narrativa anglosajona. Poco después llegó Lolito, que terminó por consolidarlo como una de las voces más importantes también en nuestro país. Con Hurra, inédita en su lengua de origen, alcanza la madurez literaria y nos habla con descarnada crudeza de las grandes cuestiones universales: el amor, la muerte y el abandono de los lugares seguros en el asalto a lo desconocido. Brooks es hoy el referente de toda una generación de lectores y el relevo de la literatura más controvertida y provocadora del siglo XX.
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