En su primera novela gráfica, Rosa Codina adapta la novela de iniciación de Kiko Amat sobre los años salvajes de la adolescencia.
Rompepistas tiene diecisiete años, es punk, vive en el extrarradio de Barcelona y lo hace por y para la música: Generation X, los Clash, los Jam, Las Duelistas… Este último es su propio grupo, donde toca la guitarra y berrea al micro desde detrás de sus lupas de miope. Carnaval, su mejor colega, se ocupa de aporrear la batería, y Clareana, su ex novia y su mayor cargo de conciencia desde que una vez la humilló en público, rasguea un bajo rebosante de ira. Se trata de tocar y tocar y bailar y bailar para mantener a raya la tristeza. Para no empezar a llorar nunca más. Porque al empezar a tocar todo cambia. Toda la mierda se va.
Rosa Codina nació el mismo año de 1987 en que se desarrolla la historia de Rompepistas. Lo hizo en Ordal, un pueblo del Alto Penedés, en la provincia de Barcelona, rodeado de viñas y montañas. Aunque allí la gente se pasa la vida en la viña, Rosa decidió desmarcarse y orientó sus pasos hacia el cómic y la ilustración, desoyendo con muy buen criterio todas las voces que le desaconsejaban el dibujo como forma de vida. |