El presente libro ofrece por vez primera todas las obras que Pablo Gisbert ha escrito hasta la fecha para El Conde de Torrefiel, una de las compañías más singulares del panorama europeo actual gracias a textos tan notables como La chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el apartamento o el reciente La posibilidad que desaparece frente al paisaje.
. En cada uno de los títulos aquí reunidos, en su mayor parte inéditos, Pablo Gisbert, nariz y oído pegados a nuestro tiempo, examina sin perder el sentido del humor asuntos incómodos y espinosos: el pasado fascista en España y en Europa, y el peso que aún ejerce en nuestras vidas; la relación entre la vida pública y la privada, el deseo individual frente al colectivo; la perversión que se acumula en los cuerpos; el autoengaño como forma de subsistencia; la brecha entre lo que pensamos y lo que decimos…
Convencido de que las obras de ficción nacen en momentos históricos concretos y de que escribir es una manera de entender a los otros, Pablo Gisbert va trazando una poética que concibe la literatura y el teatro como un laboratorio donde pensar e interrogar la realidad de hoy y sus paradojas en una democracia rosa por fuera y negra por dentro.
Pablo Gisbert nace en Ontinyent (València) en 1982. En 2010, instalado en Barcelona, funda con Tanya Beyeler la compañía El Conde de Torrefiel, un proyecto escénico y vital que combina las artes plásticas con la literatura contemporánea. Hoy la compañía ocupa una posición de referencia en países como España, Francia, Italia, Bélgica, Alemania, Holanda, Eslovenia, Portugal, México o Brasil. Asimismo, ha participado en festivales como el Kunstenfestivaldesarts de Bruselas, el Temporada Alta de Girona o el Festival de Otoño a Primavera de Madrid. Desde 2005, de forma paralela, colabora con La Veronal, compañía de danza dirigida por Marcos Morau, con quien explora la palabra en relación con el movimiento. A Pablo Gisbert le gusta recordar que las obras aquí reunidas nacen de una colectividad a través de determinadas personas, y no al revés.
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