Brillante ensayista, dramaturgo, poeta y narrador, el arte en el que más luce el talento de Oscar Wilde es el del aforismo.
Su obra, una singular combinación de profundidad y ligereza, de candor y de incisiva provocación, está sembrada de reflexiones que iluminan no sólo la realidad social de su época, sino también de la nuestra. Su visión del arte y el artista resulta especialmente sugerente, puesto que él mismo se identificaba con la elevada idea que tenía del artista, para el que el arte es «la única forma real de individualismo que conoce el mundo». Arte, artistas, literatura, crítica y público conforman el escenario sobre el que el escritor irlandés proyecta sus aspiraciones y también sus frustraciones, y su encaje –o más bien sus desajustes– respeto a la sociedad, la materia prima que inspira sus recomendaciones, a la vez poéticas y pragmáticas, pero siempre lúcidas. Esta selección ofrece la quintaesencia del credo estético de Wilde, un verdadero ideario sobre la creación, los creadores y las circunstancias que los alientan y los constriñen, invitando al lector a pensar sobre el sentido del arte
y su relación con la vida.