Absurdo, precioso y tonto como la propia existencia. Y muy divertido.
Los personajes de Amarillo Indio vagan por las páginas vacías protagonizando momentos poéticos que sorprenden y desconciertan. Porque, aunque el mundo sean cuatro líneas, nada es lo que parece, y doscientos setenta dibujos no bastarán para aclarar tanta incertidumbre.
«Es como si un contable de la cotidianidad se hubiera propuesto desdibujar nuestros límites, haciendo un haiku pictórico de la realidad diaria, en una resistencia precaria, sutil, vibrante.» Ignazio Aiestaran / Diagonal
«Amarillo Indio es capaz de mezclar la comicidad de lo absurdo con la seriedad de lo real, y conseguir que el lector reflexione y disfrute. Original, brillante y divertido, siempre sorprendente.» Alibi
«Su humor, a un paso de la filosofía, delata la mirada lúcida de quien comprende que todo tiene sentido pero nada importa. Y, menos que nada, uno mismo.» Rodrigo Cortés
Julio César Pérez nace en Barcelona en septiembre de 1974. Vive su infancia en la, ya inexistente, calle Sant Sadurní, en el 1º 1ª del número 14, casi enfrente del Garaje Argentina, antes cine Argentina (a la entrada del cual, casi siempre, se puede ver sentado a un señor gordo en camiseta imperio). Ahora Raval, antes Barrio Chino. Después de pasar por todas las casillas, se licencia en Bellas Artes y trabaja en todo tipo de empresas absurdas. También limpia trenes en horario nocturno durante toda una semana. Siguiendo, a su manera, la vieja tradición de un monasterio, dice sí a todo y se muda a Mallorca, donde se dedica a pintar de forma mediocre durante unos años. Se gana el respeto de su familia y los caseros al ejercer de profesor de secundaria. Lo deja y vuelve a la pintura. Los resultados son pésimos. Aprende a conducir. Tiene hijos. Trabaja de contable. Dibuja. Publica el libro Amarillo Indio 1 (Belleza Infinita, 2015) y Amarillo Indio 2 (Belleza Infinita, 2017).
En 2016 la editorial :Rata_ lo secuestra y recluye en una madriguera donde es obligado a dibujar ratas sin parar. Sus hijos le mandan recuerdos. Su mujer lo añora, pero sigue adelante.
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