Un gran clásico inglés, canto a la vida sencilla de un jardinero inolvidable. Una novela que estimula los sentidos, atempera el espíritu y apacigua el corazón maltrecho.
Si un libro es como un jardín que se lleva en el bolsillo, éste hace realidad como ningún otro ese proverbio árabe, pues recrea la historia de uno armonioso y encantador, un verdadero vergel: narcisos, orquídeas, y dalias brotan de sus páginas, cultivadas con mano maestra por el inefable Herbert Pinnegar, responsable del jardín de la mansión de los Charteris.
Con Pinnegar aprendemos que la paciencia, la tenacidad y la gratitud son virtudes necesarias para quien está expuesto al rigor de las estaciones y a los esplendores fugaces, ¿acaso no querríamos un mundo en el que todos lleváramos un jardinero dentro? Publicado en 1950 la idea del jardín supondrá el contrapunto en una sociedad que acaba de superar una guerra: un lugar de ensueño, una metáfora de la buena vida y una promesa de felicidad.
Reginald Arkell
(1872-1959) Fue un escritor y guionista británico, célebre por sus obras humorísticas. Creció en Gloucestershire, estudió Periodismo y desde joven comenzó a escribir para el teatro. Tras participar en la Gran Guerra, centró su producción en libretos cómicos para musicales. Apasionado de la jardinería y la horticultura, Arkell consagró a esta disciplina varios textos, entre los que, junto a cuatro volúmenes de «poesía de jardín», destaca Recuerdos de un jardinero inglés, su gran obra, protagonizada por Bert Pinnegar, inolvidable personaje que recuerda al mítico mayordomo Jeeves, de Wodehouse.
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